Temo que lo que tengo que escribir es angustia.
Como los preparativos funerarios: recordar fríamente si se necesita lavar el traje para el oxciso, si el cajón era tres cuartos muy grande o muy pequeño, si comprar otro carnero para el ''lonchecito'', a quiénes invitar, establecer un órden, rentar más sillas que nadie esté de pie. Una larga lista de pasitos laboriosos, esquivando el dolor, para llegar demasiado ensimismados en poner órden como para llorar.
Algunos días me levanto y todo parece posible, probable. Otros, como hoy, bueno, estoy demasiado consciente de que no pase de esta Navidad. Mierda, ya ni me importa. Estoy molesta, porque siempre he odiado esperar, aferrandome a posibilidades. Algunos días como este, estoy lista, pero la espera, el no saber cuándo - es como un callejón largúisimo sin ventanas
Ah carajos, la esperanza me pesa como un yunque al cuello.
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