Comprar cantidades industriales de anxiolíticos en una farmacita local es mi prospecto de mañana. Mi tablita rajada tras el naufragio. O mi chalequito salvavidas parchado, pre-naufragio.
Esperanza no es la palabra correcta pero es la primera que me viene a la mente. Téngase en cuenta que yo no creo en "la salvación". Es hacerse el huevón a las soluciones de verdad. Las verdades. Las que hay que contarle a alguien. Y contar las cosas es lo que jode. Y a lo Amy, diré que no voy a terapia, que no.
Escape es siempre la palabra correcta. La pastilla sobre el dolor. Y la apatía antes de la comunicación. El "no" sustentado en excusas. Las explicaciones que son excusas. Los "no puedo" que son "no me esfuerzo lo suficiente" porque las batallas contra uno mismo son las que duele más perderse. Y es más fácil no empezarlas.
Mi cuerpo se alimenta de razones y se me muere el pobrecito, de anemia y otras cosas tristes.
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